domingo, 14 de julio de 2013

Despertar

Una vez más llegaba el momento... Otra tarde de domingo, calurosa y desaprovechada, ponía punto y final no solo a una semana.

Estaba sentada, o más bien tirada, en el sofá, con el ordenador sobre las piernas y buscando la poca brisa fresca que podía proporcionar ese ventilador que tenía casi más años que ella. 
Sin embargo, su cabeza no estaba en ese sofá, en esa tarde de domingo. Repasaba el fin de semana mentalmente: todas las risas, miradas, locuras y emociones. No había orden, todo era caos, y las imágenes pasaban por sus ojos cerrados de forma aleatoria. Una vez más todos los recuerdos se mezclaban.

Inmóvil, con los ojos cerrados, mientras el sol que se colaba por la ventana se acercaba peligrosamente a ella. 
Abrió los ojos justo en el momento en que una lágrima escapaba de ellos.

Un recuerdo se imponía a todos los demás. El momento en que la realidad quiso darle el empujón definitivo, que además de hacerla trastabillar, la hizo despertar. Una verdad que había intuido e ignorado hasta el momento se presentaba frente a ella, fuerte, innegable. 

Mientras unas cuantas lágrimas más luchaban por escapar, ella rebuscaba en los archivos, a la caza de la canción perfecta para ese momento.

¿Cuántas veces se engaña a si mismo el ser humano? ¿Cuántas excusas puede llegar a inventarse alguien para justificar algo? ¿Cuántas cosas se puede negar alguien a ver para mantener sus esperanzas? 
Alguien le habló una vez de la importancia de ser sincero con uno mismo, y es que las personas tienen la mala costumbre de mentirse a si mismas para evitar una realidad que no les es cómoda. 

Todo esto rondaba por su cabeza, y se daba cuenta de que ella no era una excepción a esa dichosa regla.
Se sentía traicionada por si misma, por haberse querido ocultar las cosas, en un triste intento de evitar un mal trago inevitable. Y una vez más se juró no volver a engañarse, sabiendo de antemano que quizá no pudiese cumplir la promesa que se estaba haciendo.

Era un cúmulo de sentimientos: decepción, frustración, traición, tristeza, debilidad, engaño... 
Era el sentimiento de realidad.

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