martes, 17 de abril de 2012

Siempre conmigo

No, no puedo hacerlo. No puedo seguir escribiendo en tercera persona, alejando todo de mi. Es hora de dar la cara. Es hora de enfrentarme a la realidad, sin esconderme detrás de nadie. Cara a cara con el dolor.

Tras eso, borró el párrafo que tenía ya escrito, y se enfrentó de nuevo a la pantalla en blanco, y esta vez sin intermediarios tras los que ocultarse.

No puedo evitar que se me escapen las lagrimas al recordar momentos contigo. Todos los juegos, la piscina, la historia de la bala de la guerra, que a todos nos encantaba escuchar una y otra vez. Yo tuve suerte, fui la que más años pasó contigo. Quizá por eso ahora te echo tanto de menos. Por eso el sentimiento de pérdida, el saber que ya no estás me ahoga, no me deja dormir, no me deja respirar.

La distancia que nos separaba no te hizo nunca menos importante para mi. Esa misma distancia que en el último momento nos jugó una mala pasada. No pude estar contigo. Hace casi un año me dijeron que ahora estarías siempre conmigo, y duele, pero deseo con toda mi alma que sea verdad, que no me dejes nunca. Porque para mi, tu siempre estarás. En cada partido de tu equipo, en las notas y la letra del himno que un día me enseñaste, en cada película del oeste de la tele...

Da igual el tiempo que pase, nunca dejarás de ser quien fuiste para mi. Ni un año, ni un millón te borrarán nunca de mi memoria, ni cambiarán la parte de mi que tú ayudaste a construir. 
Nunca te dejaré de querer.