viernes, 23 de octubre de 2015

Vieja y querida enemiga

Corre. Corre lejos. Corre rápido.
Huye.
No pares.

Pero da igual cuanto corras, da igual que te escondas, al final siempre te alcanzará. Como una promesa jamás formulada, te perseguirá hasta que solo te quede una opción: rendirse.

Huye lejos. Huye rápido. Escondete.

Te encontrará, volverás a sentirlo. No puedes evitarlo. Creerás que lo has logrado, que por fin se ha acabado. Pensarás que lo has conseguido.

Te alcanzará de nuevo y lucharno tendrá sentido.

De nuevo la sentirás. Para siempre contigo.

Saluda a tu vieja y querida enemiga:

Soledad



viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Qué haría sin ella?

Una vez más con prisas.. Todo en el último momento, para no faltar a la tradición. Raro será el año en que se acerque esta fecha y esté todo preparado y listo... Pero en ese caso no sería lo mismo. 

Se enfrentaba una vez más a la página en blanco, pero esta vez sabía perfectamente lo que quería decir, y a quién. Pensaba en todos los momentos que habían compartido en los últimos tiempos, en cómo a pesar del tiempo en que la distancia había predominado, se habían vuelto a acercar.

Esta vez sí, no vale esconderse tras una tercera persona, ella merece que escriba yo. 

Echando la vista atrás, no imagino estos últimos meses sin ti. Has sido la persona que siempre estaba ahí, en quien siempre podía confiar, y da igual la locura que te contase, tu la compartías conmigo. No pienses que porque cumplas un año más esto va a cambiar.

Sabes que últimamente mi tiempo escasea, por eso espero que me perdones por este desastre de "regalo-sorpresa" que se me ha ocurrido hacerte en el último momento. Y es que tu te mereces lo mejor. Eres la amiga que todo el mundo querría tener, y he tenido la suerte de conseguir tu amistad yo.

¿Cuántos mojitos habrán visto nuestras risas, charlas, bailes y canciones casi gritadas? Sean los que sean, aún son pocos, vamos a tener que seguir montando noches de las nuestras. Que al final tanto los planes locos como los viajes imposibles se van a cumplir, y van a ser con esta nueva edad que estrenas hoy, lo prometo.

¿Sabes esto que quieres decir un millón de cosas y cuando vas a escribir van todas tan juntas que se te olvidan la mitad o no acaban de salir todas? Entonces sabes lo que me está pasando ahora mismo. Pero tu ya sabes todo lo que te tengo que decir, y sabes que voy a estar para ti siempre.

Espero que tengas el más feliz de los cumpleaños, y que disfrutes los 22, que el mundo es tuyo, sal a por él.

Te quiero, pequeña.

FELIZ CUMPLEAÑOS

Mientras acababa de escribir aceleradamente lo que pretendía ser el regalo de la chica más fantástica del mundo, no podía dejar de pensar una cosa... ¿Qué sería de mi sin ella? Pero tenía suerte, no tendría que probarlo, porque ella siempre estaba ahí.

domingo, 14 de julio de 2013

Despertar

Una vez más llegaba el momento... Otra tarde de domingo, calurosa y desaprovechada, ponía punto y final no solo a una semana.

Estaba sentada, o más bien tirada, en el sofá, con el ordenador sobre las piernas y buscando la poca brisa fresca que podía proporcionar ese ventilador que tenía casi más años que ella. 
Sin embargo, su cabeza no estaba en ese sofá, en esa tarde de domingo. Repasaba el fin de semana mentalmente: todas las risas, miradas, locuras y emociones. No había orden, todo era caos, y las imágenes pasaban por sus ojos cerrados de forma aleatoria. Una vez más todos los recuerdos se mezclaban.

Inmóvil, con los ojos cerrados, mientras el sol que se colaba por la ventana se acercaba peligrosamente a ella. 
Abrió los ojos justo en el momento en que una lágrima escapaba de ellos.

Un recuerdo se imponía a todos los demás. El momento en que la realidad quiso darle el empujón definitivo, que además de hacerla trastabillar, la hizo despertar. Una verdad que había intuido e ignorado hasta el momento se presentaba frente a ella, fuerte, innegable. 

Mientras unas cuantas lágrimas más luchaban por escapar, ella rebuscaba en los archivos, a la caza de la canción perfecta para ese momento.

¿Cuántas veces se engaña a si mismo el ser humano? ¿Cuántas excusas puede llegar a inventarse alguien para justificar algo? ¿Cuántas cosas se puede negar alguien a ver para mantener sus esperanzas? 
Alguien le habló una vez de la importancia de ser sincero con uno mismo, y es que las personas tienen la mala costumbre de mentirse a si mismas para evitar una realidad que no les es cómoda. 

Todo esto rondaba por su cabeza, y se daba cuenta de que ella no era una excepción a esa dichosa regla.
Se sentía traicionada por si misma, por haberse querido ocultar las cosas, en un triste intento de evitar un mal trago inevitable. Y una vez más se juró no volver a engañarse, sabiendo de antemano que quizá no pudiese cumplir la promesa que se estaba haciendo.

Era un cúmulo de sentimientos: decepción, frustración, traición, tristeza, debilidad, engaño... 
Era el sentimiento de realidad.

miércoles, 10 de julio de 2013

Planes de huida

Un día gris siguió a la noche gris. Sonaba una canción, una sola canción, una y otra vez...

Su mirada se perdía por la ventana, mirando el plomizo paisaje que las nubes dejaban a su paso. Ya llevaba varias horas ahí sentada, y nada indicaba que eso fuese a cambiar en un futuro próximo. La necesidad de salir a la calle y correr, huir de todo, incluso de si misma, aumentaba a cada segundo.

Llevaba horas delante de esos libros, de esos archivos, y la sensación de frustración se acentuaba. A cada segundo entendía menos toda aquella información que se hallaba frente a ella, y sospechaba que el problema no era el idioma en que estaba escrita.

Acabó la canción. Automáticamente volvió a comenzar una vez más.

Estaba estancada, llevaba mucho tiempo en ese punto, y avanzar no parecía una opción. No podía librarse de esa sensación, esa angustia que le provocaba pensar que no conseguiría acabar nunca. En su cabeza los planes de huida se sucedían, a cada cual más loco e imposible que el anterior.

Se silenció la música, y esta vez no volvió a sonar. Resignada, devolvió su atención a los libros, todavía con ese deseo en su interior.

El deseo de salir corriendo, huir...


martes, 9 de julio de 2013

La gran ciudad

El ronroneo suave del ventilador y el tráfico de la calle acompañaban una puesta de sol ligeramente empañada por unas nubes que parecían una promesa de alivio del sofocante calor de los últimos días.

Le gustaba pensar que se encontraba en el corazón de una gran ciudad. Sonaba a tópico lo de pensar en las miles de historias que vivían las personas a su alrededor, lo diferentes que pueden ser los mundos de dos personas que comparten una misma ciudad, barrio o incluso edificio. No le importaban los tópicos, le gustaba pensar en ello.

Los relámpagos y los truenos fueron a unirse a aquella noche gris.

Había tenido suerte al ir a parar a esa gran ciudad. Meses atrás descubrió el pequeño placer de subir a un tren, completamente sola, y observar a la gente, imaginar sus historias, los pensamientos que escondían las miradas perdidas y los gestos serios. E incluso, de vez en cuando, podía encontrarse alguna sonrisa...

La lluvia se sumó a la noche, y con ella su característico olor.

Y aún estando tan rodeada de gente siempre, la soledad seguía haciendo acto de presencia. Nada como estar en medio de una multitud para sentirse sola, lo había escuchado decir muchas veces, y siempre lo entendió.

En el fondo, ese momento en que se quedaba a solas con ella misma le era necesario, tanto como el momento en que se encontraba rodeada de sus amigos.

Y es que en realidad, nunca pensó que la soledad fuese siempre algo malo.

En esa noche gris, junto con los relámpagos, los truenos y la lluvia, volvió a sentirse sola... 


jueves, 4 de julio de 2013

Madrugada

Oscuridad a su alrededor. El silencio reinaba en aquel rincón del mundo, a excepción del sonido producido por las ráfagas de viento que pretendían aliviar el calor veraniego, y del golpeteo del teclado del ordenador. La madrugada apenas había comenzado...

...Y ese era su momento. Esas horas de la noche en las que el mundo duerme eran sus horas preferidas para vivir. Poco le importaba por la noche el sueño que la perseguiría a la mañana siguiente. Tenía claro que cualquier libro, película o serie, se disfrutaba más a esas horas. También se pensaba mejor... o quizá no, pero aún así le gustaba hacerlo.

Muchos pensamientos se agolpaban en su mente, luchando entre ellos por salir a la superficie. Y de ahí surgía el caos.

Los minutos pasaban, y ahí seguía, encaramada a la silla de una manera imposible, inmersa en su propio mundo construido con momentos pasados. 

Se iluminó la pantalla del móvil, llamando su atención. Era un mensaje de alguien que estaba disfrutando la noche. Le arrancó una sonrisa.

Ahora en su mente solo quedaba un pensamiento: ¿Qué sería de ella sin esa persona? Echando la vista atrás se dio cuenta de todos los recuerdos que compartían, pues seis años son muchos. No tenía muy claro en qué momento comenzó a ser su pepito grillo, pero en silencio le agradeció que lo fuese.

Sonrió una vez más, pensando en esas personas que son el flotador cuando te vas a hundir, el timón cuando vas a la deriva. De repente supo que daba igual lo mucho que se perdiese, podía contar con que esa persona la encontraría...

...Y por un momento, no le dio tanto miedo estar perdida. 



miércoles, 26 de junio de 2013

Se acaba el tiempo

¿Es duro enfrentarse al papel en blanco? ¿es peor cuando no sabes cómo continuar lo que ya has escrito?

Una vez más se enfrentaba a la pantalla del ordenador. Dos archivos abiertos: uno de ellos con unas lineas escritas, el otro totalmente en blanco.

Y una vez más leyó lo aquellas lineas. No sabía cómo seguir, de eso estaba segura. Podía modificar los párrafos anteriores pero... ¿ayudaría? ¿o lo complicaría todo más? 

Sus manos parecieron ponerse alerta, preparándose para captar una fugaz idea que podría salvar aquella situación, pero pronto la inspiración desapareció y volvió a relajarse, totalmente perdida de nuevo. 
Sabía que esas ideas, las que se iban tan rápido cómo habían venido, que la dejaban a medio escribir una frase, eran la clave para seguir adelante, pero... ¿había alguna manera de cazarlas?

Cambió de pestaña. La página en blanco. La posibilidad de empezar desde cero, desechando todo el trabajo realizado hasta ese momento. ¿Valdría la pena? 

El tiempo se acababa, y la solución estaba en su mano, aunque no quisiera verla.

"Decisión". Peligrosa y aterradora palabra. 

Eso era justamente lo que le faltaba, y lo sabía. Tenía que decidirse a hacerlo, no era tan difícil, solo tenía que romper esa barrera. Duraba demasiados meses esa situación, por miedo a enfrentarse al papel, ya fuese el escrito o la página en blanco.

Cerró uno de los archivos, se paró a pensar y escribió una frase. Comenzaba a cazar ideas. Se prometió a si misma no volver a quedarse parada como había estado. 

El tiempo se acababa, se habían escapado muchas horas, muchos días... Pero ya no se escaparían más.