miércoles, 10 de julio de 2013

Planes de huida

Un día gris siguió a la noche gris. Sonaba una canción, una sola canción, una y otra vez...

Su mirada se perdía por la ventana, mirando el plomizo paisaje que las nubes dejaban a su paso. Ya llevaba varias horas ahí sentada, y nada indicaba que eso fuese a cambiar en un futuro próximo. La necesidad de salir a la calle y correr, huir de todo, incluso de si misma, aumentaba a cada segundo.

Llevaba horas delante de esos libros, de esos archivos, y la sensación de frustración se acentuaba. A cada segundo entendía menos toda aquella información que se hallaba frente a ella, y sospechaba que el problema no era el idioma en que estaba escrita.

Acabó la canción. Automáticamente volvió a comenzar una vez más.

Estaba estancada, llevaba mucho tiempo en ese punto, y avanzar no parecía una opción. No podía librarse de esa sensación, esa angustia que le provocaba pensar que no conseguiría acabar nunca. En su cabeza los planes de huida se sucedían, a cada cual más loco e imposible que el anterior.

Se silenció la música, y esta vez no volvió a sonar. Resignada, devolvió su atención a los libros, todavía con ese deseo en su interior.

El deseo de salir corriendo, huir...


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